Al principio fue una sorpresa, creo que me costo un rato entender que esa carta estaba dirigida a mi.
“Cristina Jáuregui, mujeres que todos los días trabajan, ven a sus familias, están en la lucha del día a día igual que tú, consideraran que te mereces la Presea Vasco de Quiroga a La Mujer del año 2011, por tú trayectoria y labor en benéfico a la sociedad.”
No lo podía creer, aún hoy veo a mi alrededor y hay tantas y tantas mujeres valientes, luchonas, incansables y generosas, a las que yo les daría una presea y ahí estaba yo en esa lista.
Me siento agradecida y honrada.
Se que han sido estos años de hacer las cosas con consciencia de trabajar para la sociedad.
Siempre quise ser terapeuta, creo que nací con “cara de oreja” desde chiquita siempre fui la confidente de todo el mundo, o tal ves un “poco” chismosa, no lo se, el caso es que como a los 14 años decidí que quería ser psicóloga.
La vida nos tiene preparadas muchas sorpresas, así que primero, me convertí en mamá y me dedique de lleno a ello. Mi mundo se lleno de pañales, mamilas, sabanitas diminutas, risas, canciones de cuna, junto con muñecas y una de carne y hueso gateando a mi alrededor. Al poco tiempo llegó un rozagante y hermoso bebé que como koala se agarraba a mi cintura y no se soltaba por nada.
Y mientras ellos estudiaban la primaria yo hice la carrera de Historia.