Sin embargo, aunque la mayoría de las mujeres hoy trabajan, por alguna razón casi todas sienten algún tipo de culpa por dejar a sus hijos al cuidado de otras personas.
Es probable que el mayor sentimiento de culpa lo sufran quienes han tenido a sus madres a su lado mientras fueron pequeñas y como es normal se hayan identificado con ellas. Pero sabemos que también se sienten culpables aquellas madres que fueron dejadas por sus propias madres al cuidado de otras personas y que ahora tienen que dejar a sus hijos porque también ellas trabajan.
Quizás otra causa sea que todavía persiste en la sociedad la expectativa de rol de que toda madre tiene como tarea esencial el cuidado de los hijos.
Seguramente le ocurre a usted igual que a la mayoría de las mujeres que trabajan fuera del hogar: a pesar de haberse decidido por una actividad profesional y en contra de una existencia de «simple ama de casa», tienen continuamente mala conciencia pensando que no están haciendo lo mejor por sus hijos. El resultado es un sentimiento de culpa que no beneficia en nada a sus hijos y que le roba energía y alegría de vivir.