Trabajar no es un lujo, es una necesidad, por la situación económica tan difícil que estamos atravesando en el país y a nivel mundial.
Hoy en día las mujeres necesitan trabajar y esto es aceptado y esta bien visto, social y familiarmente hablando, pero lo que si no se permite o se recrimina es que las mujeres se comprometan con su trabajo.
Esta permitido y es esperable que los hombres coloquen en primer lugar en su lista de prioridades su trabajo y después su familia, pero si una mujer considera su prioridad el trabajo, es señalada y muy criticada ya que ella debe de poner como primera prioridad a la familia, cuidar de los hijos, ser ama de casa, hacerse cargo de los ancianos, la comida etc. y por ultimo el trabajo.
Esta presión, se transforma en un problema que cotidianamente enfrentamos las mujeres, vemos en los lugares de trabajo, como las mujeres se parten en varios pedacitos intentando abarcarlo todo para poder responder a estos dos mundos que son muy demandantes y parecen excluyentes.
La carga de trabajo femenina es doble o triple, pero la remuneración en México es un tercio del salario correspondiente a los hombres en los mismos puestos.
Con estos datos no es de asombrarse que en el momento que se le ofrece a una mujer un puesto de alto nivel, en muchos de los casos lo rechace ya que trabajara mucho mas, que sus pares hombres, pero no será equitativamente remunerada, ni en su ámbito laboral ni en el familiar.